BLOG de Secundo y Tercer Año

Hola chicos éste es mi blog... Lo utilizaré para poner los trabajos de español que estoy haciendo para el curso de Lengua y Traducción Española. Por eso si os importa podeis mirar como funcionan las clases de español en la Universidad de Lenguas y Literaturas Modernas de Viterbo.

sabato 5 gennaio 2008

El corsario de las Bermudas

Salgari



El vivandiere tomó una silla desquiciada y se puso a trabajar así alacridadamente con los dientes que el bretone no se contuvo para decir:
-¡Parece absurdo! Un vivandiere que tiene una taberna así abastecida tiene hambre como un tamborilero.
-¿Quizás ahorreis todo para los militares?
Ya que todos tenían hambre envidiable, la cena desapareció en menos que diez minutos, copiosamente regardada por doble cerveza, negra como la tinta a acidísima , pero nadie se dió cuenta.Tanto el verdugo de Boston, cuanto el vivandiere, y sobretodo los dos marineros, daban la prueba que poseian estomagos como los avestruzes.
-Ahora, señor nieto del Verdugo de Londres- dijo Cabeza de Piedra, llenando la pipa- debereis compensarnos por esta cena gratuita con una pequeña información.
-Dite pure- respondió el vivandiere, el que habia bebido más que tres verdugos.
- Queríamos saber donde se encuentra el caballero que mañana colgaremos.
- Es más cerca de vosotros de lo que creeis.
- ¡Oh!
- El vivandiere le mostró una puerta, que el bretone no había observado antes.
- Está allá –dijo- Hay una especie de capilla, es allí que lo han conducido.
- ¿Se encuentra solo?
- Creo que con él se encuentra el capellán del regimiento.
- ¿Hay defensas?
El vivandiere le miró receloso.
- ¿Por qué me haceis estas preguntas? – preguntó-
- Porque queriamos veer aquel caballero antes de calgarlo. Por otra parte os advierto,Señor
Pero Paga, que soy dispuesto a regalaros un par de dólares.
- ¿Sois ricos vosotros verdugos?
- Ganamos bastante bien para darnos un gusto alguna vez. ¿Os importa?
- ¡De ninguna manera!
- ¿Entonces si se hiciera un agujero en la puerta se podría veer nuestra víctima?
- Claro
- Estoy mucho curioso por saber como pasa su tiempo. ¿Lo habeis visto?
- Yo no
- Lo veraréis manana con un palmo de lengua fuera. Senor Pero Paga he aquí los dos dolares
prometidos, ahora andate pure a dormir. No nececitamos nunca más de vosotros.
El cantinero saludó y mostró con orgullo el dinero ganado.
Cabeza de Piedra cerró la puerta, se sintió y luego dijo.
- Vamos a decidir
- ¿Qué quisiera hacer? – preguntó el verdugo
- Quiero ver a mi comandante.
- ¿Pero si allí está el capellán?
- ¿Qué le hace? ¿Nosotros no somos los verdugos?
- Diríamos que nos han sido mandato por el comandante del forte para preparar su servicio
funebre. ¿Y qué querríais luego...?
- ¡Secuestrarlo!
- ¿Cómo podría salir del forte?
- ¡Ah! ¡Esto es un aguro! Por ahora vamos a visitarlo. Por los demás pensaremos.Vos quedais
tambíen aquí y vaciad esta pésima botella de cerveza.
- Extrajo su cuchillo y se acercó hacía la puerta indicatale por Pero Paga, dotata de una vieja cerradura y que no habría resistido a un golpe de hombro del robusto marinero. Se puso escuchando pero no oyó nada.
- ¿Qué aquella canalla nos haya enganado? Se preguntó el bretone, rechinando los dientes- si me
ha atracado el dinero, palabra de honor, lo estrangulo sin usar el lazo de mi compatriota.
Empunó el cuchillo y hizo saltar los clavos, luego alzó la cerradura y tiró el cerrojo.
Así se abrió la puerta. Se aseguró que sus dos companeros no se movieran y luego abrió la
puerta así suavemente que las bisagras no rechinaron.
Ante la mirada del bretone apareció una especie de capilla iluminada por dos pares de velas
puestas sobre una mesa entre las cuales se levantaba un crucifijo de metal. Un hombre estaba
sentado cerca de la mesa, con la cabeza entre las manos. El bretone frenó a duras penas un
grito de alegría. Reconoció a su comandante y dijo:
- Señor William, silencio: no grites.
El baronet se había levantado de golpe y había hecho tres o cuatro pasos atrás, refregandose los ojos y preguntandose de repente:
- ¿Es un sueño?
- No, comandante no es un sueño soy yo Cabeza de Piedra, en calidad de verdugo.
- ¿Cómo has podido llegar hasta aquí?
- Es que la historia sería demasiado larga por contarse: os diré otra vez.
- Será tan tarde, porque mañana los ingleses me van a calgar – respondió el baronet con una sonrisa triste. – Howe no me indultará porque mi hermano es inexorable.
- ¿Esto es lo que creeís?
- Lo creo ya me lo han anunciado que el verdugo de Boston ha llegado.
- Pero junto a Piccolo Flacco y a mi – respondió el bretone
- El baronet lo miró embelesado y luego dijo:
- Sois dos diablos
- De ninguna manera comandante dos buenos marineros que todavía quieren veeros en cobierta de la Tuonante.
- Dígame.
- Una pregunta ¿Hace poco no estaba aquí el capelán de la guarnición?
- Si se fué a acostarse: no volverá ante de el almanecer.
- ¿Hay probabilidad de que calquiera centinela entre de repente?
- Es que podría hacer un jaleo infernal sólo para quitar los cerrojos – respondió el bretone – Pero no teneís que desesperear: con el bombardeo en acto no penserá que se haga la boda. Además vuestro hermano todavía no se ha sanado.
- ¿Me lo aseguras?
- ¿Por qué debería enganaros, comandante?
- Oh no – declaró el baronet
- Os diré luego que no serais colgado por el verdugo de Boston.
- ¿Quien se lo dice?
- Yo – respondió el bretone.
- ¿ Con que seguridad?
- Con ésta: el señor Verdugo de Boston es mi compatriota.
- ¿ Querríais que los bretones se prestaron a los tristes juegos de los ingleses? ¡ oh no,no!Confio en su palabra y estoy seguro que la mantenerá. Por otra parte os aconsejo que mostreis dócil y que dejeis colgar.
- ¿ Que estás diciendo, Cabez de Piedra? exclamó el baronet. Este no es el momento para risa. Para mi se trata de morir y de muerte ignominiosa.
- Comandante – dijo el mastro – he trabajado febrilmente para su salvación. Os dijo que dejaos colgar; respondo yo a todo.
- ¿ Y cómo?
- La cuerda que debería colgaros se quebrará en seguida
- ¿ Por cúal miraglo?
- No pensais en esto comandante
- Se han tomado todas las precauciones para salvaros y los americanos nos ayudarán con vigor.
- ¡También los americanos! – exclamó el baronet
- ¡ Diantre! Mañana cuando tengan intención de calgaros el Coronel Maultrie a Ashe ya habrán dado al forte un ataque formidable apoyado por la Tuonante.
- ¡ Desde mi corbeta! Exclamó el Corsario, cuyos ojos se iluminaron de una luz rara.
- Si también las trizas de la Corbeta tomarán al asalto, comandante.
- Así – dijo parandose de repente delante a Cabeza de Piedra que lo miraba con angustia- ¿ tendré que dejarme poner la cuerda por el cuello?
- Os ya dicho: una (simple) comedia, comandante, que en seguida será interrumpida por las artillerías de la vuestra Tuonante.
- ¡Mi corbeta!- exclamó el Corsario- Que pueda volver a bordo de mi barco y desafiaré toda la flota inglesa que ostruye el puerto.
- La rimonterete, comandante, os de mi palabra de honor y de honrado marinero.
En aquel momento se oyó un ruido atrás de la puerta que daba nel pasillo. Las centinelas hacían su visita.
- ¡ Huya!, Cabeza de Piedra – dijo el Corsario – No te dejes coger.
- El bretone pegó dos saltos, alcanzó la puerta del almacén y la serró silenciosamente, refuñando:
- ¡ Canallas! (non avrete la sua pelle) palabra de bretone!
- El Verdugo y Pequeño Flacco que no habían dejado la mesa, lo interrogaron con una mirada.
- Todo sigue bien – respondió Cabeza de Piedra – Ahora podemos descansarnos. ¡ Hasta el Borgo de Batz! El día ha sido ajetreado y ahora tenemos el derecho de cerrar los ojos.


EL ATAQUE AL FORTE

Nadie turbó suyos sueño, pero como se levantaron, por la mañana, fueron sorprendido al oir muchos golpes de cañon.
Cabeza de Piedra hizo un grito:
- ¡ Las trizas de la Corbeta! Oh, les conozco ¡Fuera! ¡Fuera! - ¿ Que los americanos se preparen para atacar el Forte? - preguntó el Verdugo.
- No hay dudas: se han aprovechado de la oscuridad de la noche para invadir la isla, escaltados por la Tuonante.
- Riusciranno a prenderlo d’assalto? – preguntó Pequeño Flacco
- Está la corbeta que bate, caro mio, y sus morteros y sus trizas de caza sin contar todos los de las (batterie) harán miraglos.
Abriron de par en par la puerta y atravesando por algunos pasillos alcanzaron el corral.
Reinaba una enorme confusión ( jaleo terrible ) Parecía que los ingleses hubieran perdido sus flema habitual, ya que corrían aquí y allá como locos, gritando. Los oficiales los unicos que habían conservado sus sangre frio, daban ordenes entre el jaleo de las canonadas.
- Estes soldados no resistarán largo rato – dijo – el bretone
- La surprisa les ha desconcertado. Vamos a ver que pasa. Amigos
Algunas escaleras llevaban en los bastiones
Cabeza de Piedra elegió una al azar, que en aquel momento no se encontraban soldados, e avanzó sobre un luneto, donde unos veinte artilleros estaban colocando dos bocas de fuego.
- Cuerpo de Batz – exclamó con viva alegría.- ¡Ya estamos de verdad! (gettare le ancore) á
La corbeta había echado las anclas a 400 metros desde el forte adentro el canal, e empezaba a disparar furiosamente.
Por el otro lado de la isla muchas chalupas estaban desembarcando tropas y artillerías. Se trataba de 3 mil hombres elegidos y mandados por dos coloneles Moultrie ed Ashe. Grandes tropas ya habían desembarcado disponendo en seguida las artillerías mientras que unos dos cientos (scorridori) habían empezado un nutrido fuego de fusileria.
- ¿Qué digais? - preguntó el Verdugo a Cabeza de Piedra.
- Que esta noche el baronet dormirá a bordo de la nave – respondió el bretone.
- ¡Y eso que el forte está bien (armado) y suya guarnición bastante numerosa!
- ¡ Os digo que no resistirá! El ataque empieza, y será mejor refugiarse adentro alguna casa loca.
- Será mejor, también porque el comandante del forte, no buscandonos, aplazará la ejecución al quedarse de la batalla.
A pocos pasos estaba una casaloca vacía y los tres bretones fueron rápidos a ocuparla, observando con amistad a través de las aspilleras. Los artilleros de la tropa cercana, demasiado ocupados, no habían tenido cuidado.
El ataque iba desarrollando en aquel momento con grandiosidad infernal.
Los proyectiles caían copiosamente sobre el forte, poniendo de vez en cuando algún fragmento fuera de servicio.
Los americanos, habían empezado a desdoblarse costituyendo 3 columnas de ataque.
Los (scorridori), les procedían, parandose de vez en cuando para abrir un nutrido fuego contra los artilleros del forte que disparaban a cielo abierto sobre la cima de los bastiones. Todos eran buenos tiradores por eso pocas veces fallaban los tiros, propagando terror entre los difensores del forte.
Las cosas habían llegado a ese punto, cuando un timonel inglés se precipitó adentro de la casaloca donde se habían refugiado los bretones.
-¡ Por fin os encuentro! Hace media hora que os busco, con la probabilidad de que me quebren por una canonada.
¿ Nos buscaís ¿ Para que hacer? – preguntó tranquilamente Cabeza de Piedra.
- El comandante del forte os quiere veer
- Podía dejarnos aquí a gozar este interesante espectáculo - respondió cabeza de Piedra- La ejecución está fijada para las seis da la noche.
- Lo que quierais de vosotros no lo se – dijo el suboficial –
- Me ha encargado que buscaros. ¡Seguidme!
- ¿ Con este granizar de bales? ¡ Sería una locura, Señor! Ahorcamos los demas, pero no queremos irnos bajo tierra de ninguna manera.! No somos soldados!
El suboficial hizo un pase de desazón, luego tomó con voz imperiosa que no admitía réplica: Bomba o no bomba, (debed seguirme) : esta es una orden del comandante.
- Nos moverarámos si asegurarais nuestra piel – probó rebatir Cabeza de Piedra.
- Ahora llamo un (picchetto ) armado, y la quedo.
- ¡ Uh querido señor no te acalores tanto. Todavía tenemos buenas piernas para seguiros, sin necesidad de bayonetas detras de nuestros hombros.
Siendo vana cada resistencia, los tres bretones, después de crusarze una mirada de inteligencia, decidieron seguir el suboficial, que refunfuñaba:
- ¡Estan comodos estes verdugos!
En cuanto de la casaloca una bola de buen calibre atravesó sobre sus cabezas y destrozó el juego adelantero (d’un pezzo), que lo habian puesto fuera de combate.
- Señor mio – dijo Cabeza de Piedra, haciendose pasar por asustado, quereis hacernos matar.
- ¡Y que! – respondió el suboficial – ¿Non siete buoni altro che a ahorcar la gente?
- Ya se lo he dicho que no somos hombres de guerra y por lo tanto no podemos tener confianza con las bolas.
- Será suficiente que sólo uno de vosotros se quede vivo.
- Gracias – respondió con ironía el bretone- Sois amable como un oso
Otra bola, provenida probablemente (por la corbeta), aulló arriba y tuvo a corta distancia, fulminandolos.
- Si tocara a nosotros, señor suboficial, no habría quedado ni un verdugo.
El inglés, bajó la escalera y condujo los tres bretones al corrla de honor de la fortaleza, en frente a la cual se le levantaba la pequeña capilla.
Un viejo colonel, el comandante de la guarnición, se alejó de un grupo de oficiales, con los que hasta ahora había discutido animatamente y se acercó a los bretones.
- ¿ Quien es de vosotros el primer verdugo? – preguntó
- Yo – respondió el ex galeote.
- Somos obligados, como veeis, a antiipar la esecición ya que el forte corre un grave peligro.
Hoy mismo los americanos luchan como viejos soldados y no se si conseguiremos a érechazar el ataque.
- ¿ Y quisierais, colonel? – preguntó el verdugo.
- Ahorcar el prisionero antes de que los americanos lleguen hasta nosotros.
- ¿Y dónde? La horca todavía no ha sido levantada
- En media hora podríais levantarla – dijo el coronél- tenemos madera, clavos y martillos hasta que querríais.

1 commento:

laura puccica ha detto...

Esta traducción ha sido bastante difícil por hacerla porque yo nunca he leido textos relativos al lenguaje de los piratas.Pero como primera vez ha sido un trabajo divertido, puedo definir el lenguaje de los piratas curiso y fascinante.A veces durante la traducción me identifiqué con los personajes y con la ambientación como si yo tambíen fuera a borde de la TUONANTE.Creo que es necesario hacer este tipo de traducción porque es un medio para familiarizar con un diferente lenguaje de lo cotidiano y para ampliar los conoscimientos en el panorama de la literatura